No importa cuántos años ten gas en la fe ; tampoco si sos joven o anciana. Si sos creyente, vas a necesitar personas piadosas que te lleven a ser más parecida a Cristo. No hablo solamente del pastor o de los líderes que exponen la palabra el fin de semana, sino también de hermanas que puedan ministrar tu corazón enseñándote con la palabra y con su vida ejemplar. Pablo le escribe a Tito: “Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta […] que enseñen lo bueno, que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada” (Tito 2:3-5 versión LBLA ). El modelo que nos presenta Tito 2 es el de ser reverentes en la conducta ; es decir, vivir una vida que agrade y honre a Dios para instruir a las jóvenes con el ejemplo y, en consecuencia, para que la palabra de Dios no sea deshonrada. Si bien este pasaje apunta a que las ancia
El tema de la gratitud ha sido, en este último año, algo muy presente en mi vida. Por un lado, he tenido incontables razones para agradecer; Dios ha sido bueno y he visto su gracia en todo tiempo. Por otro lado, la queja también ha estado presente. Suelo olvidarme de sus bendiciones y quizás a vos te pasa lo mismo. Espero que juntas podamos ver las misericordias de Dios y que nuestro corazón rebose de gratitud al recordar al hermoso Salvador que tenemos. Si nos ponemos a pensar, todos los días tenemos razones para ser agradecidas: desde que abrimos nuestros ojos por la mañana, cuando respiramos, al disfrutar el sol un día de frío o la lluvia un día de calor, al tener un plato de comida en nuestra mesa y un techo sobre nuestras cabezas; incluso al tener una familia, amigos y una iglesia donde congregarnos. Y podría seguir enumerando razones. Además de todo esto, la principal razón por la que debemos estar agradecidas es la hermosa redención que se nos otorgó en Cristo. Dios nos el