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Mostrando entradas de mayo, 2020

La regla de oro en el noviazgo cristiano

  ¿Alguna vez te pusiste a enumerar cada uno de los consejos que te han dado sobre el noviazgo? ▪         Estén de novios al menos un año ▪         No estiren el noviazgo más de un año. ▪         Salgan siempre en grupos, con amigos. ▪         Asegúrense de tener un tiempo a solas también. ▪         No se besen antes de casarse. ▪         Pero, ¿cómo pueden saber si hay "química" entre ustedes si no se besan? ▪         Dejen en claro cuáles son los límites. ▪         No hagan exactamente lo que otros hicieron. ▪         Pasen mucho tiempo juntos. ▪         Midan la cantidad de tiempo que pasan juntos. ▪         Conozcan a varias personas antes de comprometerse con una. ▪         Mejor no traten de conocer a nadie hasta que estén realmente listos para casarse.  La lista podría seguir. De hecho, si eres parte de una comunidad cristiana, seguro tengas más cosas para agregar. El punto es que, aunque entre cristianos todos sigamos a Cristo, leamos la misma Biblia y tengamos un mis

Buscando a Dios en medio de la incertidumbre

Todas nos enfrentamos a tiempos de incertidumbre. El Covid-19 nos ha recordado que nada es seguro en esta vida. Nuestras horas son breves sobre esta tierra. Aun cuando creemos que somos fuertes y esforzadas, seguimos siendo débiles y vulnerables. — ¡Tranquila, Dios está al control!— suele escucharse en tiempos de dificultad, y es una gran verdad que también ha salido de mis labios. Pero sabemos que cuando los problemas se presentan en nuestra historia, muchas veces esa frase suena distante, sin sabor y sin paz. Dudamos de versículos como "todas las cosas cooperan para bien" ( Romanos 8:28 ), nos preguntamos y afligimos.  Dejamos que la preocupación nos domine de tal manera, que el corazón acongojado pinta nuestros pasos. La Biblia afirma que la angustia es parte de nuestra biografía. Nuestro Eterno y Sublime Señor usa el sufrimiento. Recordemos que Él lleva a cabo un plan de santificación y refuerza nuestra fe a través de la tristeza ( Santiago 1:1-12 ) para que “podamo