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La regla de oro en el noviazgo cristiano

  ¿Alguna vez te pusiste a enumerar cada uno de los consejos que te han dado sobre el noviazgo? ▪         Estén de novios al menos un año ▪         No estiren el noviazgo más de un año. ▪         Salgan siempre en grupos, con amigos. ▪         Asegúrense de tener un tiempo a solas también. ▪         No se besen antes de casarse. ▪         Pero, ¿cómo pueden saber si hay "química" entre ustedes si no se besan? ▪         Dejen en claro cuáles son los límites. ▪         No hagan exactamente lo que otros hicieron. ▪         Pasen mucho tiempo juntos. ▪         Midan la cantidad de tiempo que pasan juntos. ▪         Conozcan a varias personas antes de comprometerse con una. ▪         Mejor no traten de conocer a nadie hasta que estén realmente listos para casarse.  La lista podría seguir. De hecho, si eres parte de una comunidad cristiana, seguro tengas más cosas para agregar. El punto es que, aunque entre cristianos todos sigamos a Cristo, leamos la misma Biblia y tengamos un mis

Edificas o derribas - Proverbios 14:1 | Segundo Encuentro Femenino 2022

 

Como ver un edificio que se derrumba de un momento a otro, así de impactante es ver el derrumbe de una vida, una familia o una iglesia. Aunque parece suceder de un momento a otro, en realidad consta de un proceso. El crecimiento, la estabilidad y los derrumbes no ocurren de un día para otro. Hoy vamos a ver algunos principios básicos que nos ayudarán a tomar decisiones fundamentales para edificar y no derribar nuestras vidas y hogares.

Vamos a Proverbios 14:1: “La mujer sabia edifica su casa; más la necia, con sus manos la derriba”.

Los proverbios son frases pequeñas que contienen grandes verdades y que a menudo son presentadas en forma de comparaciones y contrastes: (Necio-sabio; Impío –justo; Diligente- perezoso). En este caso, el contraste es entre la mujer sabia y la necia. La primera edifica y la segunda derriba. Por supuesto hablamos de una figura del lenguaje que usa Salomón para traer a la mente la imagen de alguien que está haciendo algo bueno o algo malo.

¿Qué es la sabiduría según la Biblia?

La palabra hebrea que se traduce “sabiduría” es jakam. Describe a un hombre “habilidoso, diestro en su oficio”. La sabiduría es un conocimiento práctico. Se usa en Éxodo 36:2-4 para describir a los orfebres que labraron con precisión los objetos del tabernáculo. En aquel tiempo y en aquella cultura, la gente no se capacitaba consultando manuales sino compartiendo la vida al lado de un maestro (ej. un zapatero-cerrajero, etc.).

Trasladando este concepto a la vida espiritual, podemos decir que una mujer sabia es aquella que aprende al lado de Dios cómo aplicar su Palabra en cada área de la vida. Cuando hablamos de ser sabias, pensamos en mucho más que conocimiento. Vivimos en la era de la sobrecarga informativa. Nunca estuvimos tan informados como ahora y, sin embargo, nunca el mundo estuvo tan decadente y sin rumbo, ¿no? Si trasladamos este mismo pensamiento al mundo cristiano, podemos decir que nunca hubo tantos libros, conferencias u oradores con tanto conocimiento, pero, a su vez, nunca hubo tantas caídas, amarguras, divorcios, divisiones, etc. ¿Por qué? Porque ser sabias es más que conocer la Palabra. Se trata de aplicar, obedecer y perseverar en lo que sabemos que es la verdad de la Palabra.

Veamos otro ejemplo de lo que es sabiduría en la Biblia.

En Deuteronomio 4:5-8, Moisés exhorta al pueblo para que obedezca los mandamientos de Dios: ”Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta” (Versión Reina-Valera 1960).

La obediencia de Israel a la ley de Dios daría testimonio al mundo de un Dios que estaba cerca de su pueblo y cuyas sus leyes eran justas. Uno de los propósitos de la ley era que Israel fuera moral y espiritualmente único entre todas las naciones y que, de ese modo, acercase a las naciones al Dios único y verdadero. Las mujeres que estamos estudiando el antiguo testamento los días martes, estamos viendo que Dios hizo un pacto con Abraham, en el que Dios le afirma que, de su descendencia, vendría alguien que bendeciría a todas las naciones con perdón de pecados y vida eterna. En el corazón de Dios siempre estuvo el propósito de usar a su pueblo para que, a través de su testimonio, las naciones pudieran conocerlo.

Hoy en día no es distinto. Parte del propósito de edificar es mostrar con nuestras vidas al Dios verdadero. La idea es que el mundo pueda ver a Cristo cuando ve nuestra forma de vivir (Mateo 5:14).

Pero, si somos iguales al mundo, ¿qué diferencia podrán ver en nosotras?

En Tito 2:3 vemos que el propósito de nuestra piedad es que la palabra de Dios no sea blasfemada y que adornemos el mensaje del evangelio con nuestras vidas. En nuestros días, el evangelio es menospreciado en gran parte por causa de apóstatas que profesan conocer a Dios pero que con sus hechos lo niegan (Tito 1:16).

Relacionando este principio con el concepto de edificar, Tozer dijo: “Hay cristianos cuya sola presencia incita a otros a ser mejores cristianos. Quiero ser esa clase de cristiano”. Hermana, ¿edificas a otras hermanas a través de tu ejemplo?

¿Cómo emprender este camino a la sabiduría?

¿Cuál es el primer paso en el camino hacia la sabiduría que debemos dar? Bueno, Proverbios 1:7 dice al respecto: “El principio de la sabiduría, es el temor a Jehová”.

La palabra traducida “principio” (reshit en hebreo) significa “primicias”. Se usaba para describir la ofrenda de las primicias o de los primeros frutos de una cosecha. Describe aquello que es más importante, una prioridad o un primer paso; el más importante o fundamental para dar en este camino hacia la sabiduría.

 


            I. LA MUJER SABIA TEME A DIOS.

En el camino de la sabiduría, el primer y más importante paso es el de aprender a temer a Jehová. El temor a Jehová es la reverencia que se produce cuando somos conscientes de que vivimos todo el tiempo en Su presencia. La mujer sabia, la que edifica, es consciente de que vive en la presencia de Dios. Por el contrario, la mujer necia vive como si Dios no existiera. En el Salmo 14:1 leemos: “Dijo el necio en su corazón, no hay Dios”. ¿Somos necias o sabias?

Muchas veces, derribamos con nuestras manos porque hemos perdido nuestro temor de Dios. Nos olvidamos delante de quién estamos viviendo. Busquen, por favor, el Salmo 139. ¿Lo pueden ver? ¡Dios ve y conoce todo acerca de nuestras vidas! El salmista maravillado afirma: “Todos mis caminos te son conocidos”.

La falta de temor de Dios, es una conducta autodestructiva porque es allí cuando comenzamos a andar en nuestras propias fuerzas, en nuestra propia prudencia y razonamiento, y damos lugar a nuestra necedad. Es allí cuando perdemos la conciencia de que estamos viviendo delante de Dios todo el tiempo y empezamos a hacer cosas de las cuales muchas veces nos tendremos que arrepentir. A menudo, derribamos nuestras vidas y las de aquellos que nos rodean sin sentir culpa. Sin darnos cuenta, comenzamos a vivir vidas hipócritas. Delante de los demás aparentamos algo que en la intimidad no somos. ¡Aparentamos ser lo que no somos en las redes! Esto sucede en el mejor de los casos. En el peor, no nos importa hacerlo porque directamente no vemos nuestra necedad.

Perdemos el temor de Dios y lo reemplazamos por el temor al hombre. Este es el escenario ideal para derribar nuestras vidas y familias. Podemos derribar nuestros hogares, trabajos, colegios, facultad, vecindario y todo lugar donde nos movemos diariamente. Así, en nuestras vidas gobierna la necedad en vez de la sabiduría.

Si nos gobierna el temor de Dios, entonces nos apartaremos del mal. En Éxodo 20:18-20 vemos que el pueblo tenía miedo; tanto como para no pecar contra un Dios tan grande. En Proverbios 16:6 leemos: “Con el temor de Dios, el hombre se aparta del mal”. Sin embargo, mientras minimicemos las consecuencias del pecado en nuestras vidas, no vamos a cambiar. Por el contrario, si nuestro temor de Dios crece y se desarrolla, disfrutaremos de la misericordia de Dios. Por eso, en el Salmo 103:11-13, el salmista ora: “Afirma mi corazón para que te tema”. ¡Este debería ser nuestro pedido de oración! Chicas, ¡teman a Dios y denle gracias porque lo conocen desde temprana edad! Mujeres, hermanas queridas, ¡desarrollen el temor de Dios cada día de sus vidas!



            II. LA MUJER SABIA PIENSA DE FORMA BÍBLICA.

Muchas veces, nuestra falta de temor de Dios está asociada a nuestra falta de conocimiento de Dios (Proverbios 14:15). Una persona simple es aquella a la cual se le engaña fácilmente. La raíz de esta palabra significa “abierto o espacioso”. Describe a una persona de mente abierta. Yo sé que, para nuestra cultura, ser abierto de mente tiene un gran valor. Sin embargo, para Dios representa un peligro espiritual porque nos volvería vulnerables a cualquier pensamiento necio de este mundo, los cuales provienen de personas necias que viven como si Dios no existiera.

La mujer de “mente abierta” deja entrar cualquier herejía en su cabeza. En la salvación, el cristiano recibe una capacidad mental regenerada para poder comprender la verdad espiritual. Después de la salvación, el cristiano necesita reajustar su forma de pensar, acorde con su nueva mente renovada. En Romanos 12:2 leemos: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. En Efesios 4:23, Pablo dice: “Y renovaos en el espíritu de vuestra mente”. En Colosenses 3:10, “revestíos del nuevo hombre, el cual, conforme a la imagen del que lo creó, se va renovando”. En 1 Corintios 10:5, Pablo pone este concepto en términos militares: “Derribando argumentos, y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Cristo, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.

¿Cómo se puede hacer esto? Las Escrituras son la mente de Dios. Por supuesto, no toda su mente, sino todo lo que Dios quiso dar a conocer a los creyentes. De modo que, para poder pensar de forma bíblica, tenemos que dejar que la Palabra de Dios habite en nosotras. Las creyentes debemos estar en guardia siempre para no volver a los patrones de pensamientos necios que están en contra del conocimiento de Dios. ¡Se trata de un proceso cotidiano y constante de renovación! Todo lo que ingrese en nuestra mente debe filtrarse por la Palabra de Dios. Vos no te das cuenta, pero ¡cada día estás siendo expuesta a la tentación de pensar como lo hace este mundo! MacArthur escribió: “La más grande intimidad de un creyente con el Señor ocurrirá cuando los pensamientos de nuestro Señor reemplacen [...] los nuestros, y nuestra conducta imite la de Cristo”.1

¿Cómo sucede esto? Bueno, vamos a Proverbios 2:1. El verbo que se tradujo “recibir” significa “tomar algo para uno mismo”. Aquí se describe a una persona que acepta las enseñanzas de Dios como el regalo más maravilloso para su propia vida, no sólo para la vida de los demás sino para la suya propia. Deberíamos pensar que toda palabra de Dios es su regalo para nuestra vida.

Ej. Los hermanos tesalonicenses. En 1 Tesalonicenses 2:13 se afirma que ellos recibieron la palabra de Dios, la cual actúa en los creyentes. Del verbo griego traducido “actúa” (energes en griego) se deriva nuestro término castellano “energía”. Esto implica que la Palabra de Dios trabaja, opera, obra y empodera a los creyentes de modo que puedan santificar sus vidas. ¡Este es el único empoderamiento que precisamos las mujeres cristianas!

En Proverbios 2:2 se agrega: “Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría”. El verbo traducido “estar atento” (cashab en hebreo) significa “levantar las orejas o prestar atención”. Me recuerda al mandamiento principal de amar a Dios con toda la mente. ¡Debemos amar a Dios con toda la mente! Entonces, dale toda tu atención a su preciosa Palabra. Debemos reconocer que nos distraemos fácilmente. Hoy en día, las redes sociales nos hacen perder tanto tiempo.

John Piper dijo que Facebook va a dejar sin excusas a los cristianos en el tribunal de Cristo, en cuanto a no tener tiempo para buscar a Dios.

Mujeres y madres, la crianza de nuestros hijos demanda tiempo. Lo viví en carne propia. Crié tres hijos y, por la gracia de Dios, espero nietos. Lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es pasar tiempo a solas con Dios.

Yo sé que hay muchos recursos hoy en día para escuchar y ver en internet. De hecho, nosotras tenemos un espacio en nuestro blog para mamás primerizas con valiosa información, aunque nada podrá reemplazar nuestro tiempo con el Señor y su Palabra. Dios quiere que pensemos, meditemos, leamos, memoricemos, estudiemos y que cantemos su Palabra. En Colosenses 3:16, Pablo nos exhorta diciendo: “La Palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”.


En Proverbios 2:2 leemos: “Si inclinares”. El verbo traducido “inclinar” (natá en hebreo) significa “declinar, doblar o desviar”. Nuestro corazón tiende a desviarse y entendiendo esto es que Salomón nos manda a ser intencionales en cuanto a desviar nuestro corazón de las distracciones hacia la prudencia.

Veamos un ejemplo práctico: El carrito del supermercado que suelo escoger cuando voy a hacer las compras siempre tiene alguna rueda torcida. Por ende, a fin de poder enderezar su rumbo debo usar la fuerza. Si no lo hago, sigue su propio curso. De la misma manera, debemos aprender a enderezar nuestro corazón hacia las Escrituras. No tenemos una inclinación natural hacia la Palabra. Todavía conservamos nuestro viejo “yo”, que lucha por ganar espacio en nuestras vidas. Debemos ser implacables con el pecado de descuidar nuestro tiempo con Dios y su Palabra.

Debemos ser intencionales al momento de apartar tiempo para leer y meditar en su Palabra. En el Salmos 119, la meditación se menciona por lo menos siete veces. Es el hábito de alguien que ama a Dios y desea mantener una relación cercana con Él. Meditar en la Palabra de Dios aleja los pensamientos que no son de Dios. La meditación en las Escrituras nos ayuda a cultivar nuevos pensamientos de bien. El entendimiento entenebrecido que teníamos antes de ser salvas Cristo lo quitó con su luz para que podamos ver las maravillas que hay en su ley. La conversión nos trajo nuevos afectos que antes no teníamos. ¡Ahora queremos conocer a Dios a través de Su Palabra!

La Palabra de Dios pone un escudo protector alrededor de la mente para bloquear y rechazar pensamientos que quieran entrar y que contradicen a Dios. Este es el proceso de renovación de la mente con las Escrituras. Por ejemplo, en parte, la caída de Eva se puede atribuir a su incapacidad de meditar adecuadamente en lo que Dios le había dicho.

Para ser mujeres sabias, debemos conocer Su Palabra. En estos años de ministerio, me he dado cuenta de que la ignorancia en cuanto a ciertos temas que la Biblia enseña suele ser la causa de muchos problemas matrimoniales. Al ignorar o menospreciar las Escrituras, dejamos de crecer espiritualmente. A veces pensamos que la teología es aburrida. ¡No es así! La teología es estudiar a Dios. ¡Me tiene que interesar porque es la imagen del Dios de la Biblia!

La Biblia es Dios revelándose a sí mismo. De allí debo sacar las convicciones que me van a acompañar toda la vida. Si no conozco al Dios de la Biblia, me moveré por emociones o por mis percepciones acerca de la persona de Dios. Créanme, tener un concepto equivocado de Dios en medio de las pruebas puede hacer que mi vida se derrumbe. Entender la santidad de Dios hace que mi temor hacia Él crezca. Al crecer mi temor de Dios, yo crezco en santidad también. Ver la soberanía de Dios en la Biblia hará que yo pueda descansar y confiar en él.

Aplicación final:

Tanto la sabiduría como el temor de Dios están íntimamente relacionados con mis tiempos de meditación bíblica. Si consideramos que la Biblia es la voz de Dios, si le damos toda nuestra atención, si doblegamos nuestro corazón rebelde y lo encaminamos hacia ella, y si clamamos en oración para poder entenderla, entonces podremos conocer más a Dios, creceremos en su temor y viviremos de acuerdo con la sabiduría que él nos reveló en Su Palabra. ¡Caminemos en obediencia edificando nuestras vidas y hogares sobre la roca!




Escrito por Alicia Merino.

Tomado del Segundo Encuentro Femenino de IBM Carapachay. Año 2022.



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1 MacArthur, J. y Mayhue, R. (2004). Piense conforme a la Biblia, (p. 44). Editorial Portavoz.

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